7.3.12

De pelotas divinas y ostias humanas

Si bien algunos políticos fichan por empresas robadas al Estado o que se lucran del robo, y otros siguen en nómina inculpados en evidentes casos de corrupción, por fortuna, queda la extranjera esperanza de que esta casta sí puede ser juzgada. Sólo bastaría que no nos dejásemos imponer a los árbitros.

Obviamente los bancos no pagan a los periodistas por poner esas noticias en las vallas. Pagan por adelantado, a los políticos de turno que legislan a su gusto y les conceden escandalosos indultos.

¿Recordáis que no hace tanto la Iglesia eliminó el Purgatorio? Debió ser para allanar el camino moral hacia su Paraíso-fiscal y nuestro Infierno-laboral. Tantos siglos ahí y zas, como la Sagrada Constitución, modificada en un santiamén porque a algunos les estorbó.

No quedarán medias tintas ni clases medias. Sólo una inmensa masa que no asimilamos que los recursos del mundo no son patrimonio de ningún club. Que no entendemos que la riqueza, al margen del trabajo, puede y debe repartirse. Entendiendo por repartir el cederla a los que disponen de bastante menos que nosotros, y que hoy por hoy, son muchos más. Y digo 'disponen' y no 'tienen' porque suyos son los caladeros de pescado, los pozos de petróleo y los niños que han venido cosiendo los balones para nuestros estadios. Pero sólo cuando pronto los empecemos a coser nos escandalizaremos de que no consideren injusta nuestra explotación.

Cuando tuvimos mucho dinero pagamos para que otros se responsabilizaran de nuestra educación, para que gestionaran por nosotros la sociedad, y nos creímos listos por comprar barato lo que sólo era explotación de un país de más allá. Ahora no sabemos qué hacer, ni cómo organizarnos, y tampoco gritaremos hasta que nos toque personalmente la injusticia. Y entonces, me temo, tampoco lucharemos unidos por cambiar el juego, sino que competiremos a muerte por posicionarnos en él.

Mientras sigamos votando a los mismos, financiando a las marcas que luego nos imponen la dictadura del mercado, siempre que confiemos el dinero a esos bancos que defraudan, y veamos desde la tele cómo nos afilan las leyes, sólo tendremos garantizado el poder rezar y soñar a tutiplén. Eso sí, de rodillas y en silencio.

Y para ruido, el derecho a procesión de los miles del Real Pardiez o del Força Farsa la noche de la Santa Liga. Que aunque el país entero descienda de división porque su casta de figuras no nos deja jugar, sólo nos pelearemos entre nosotros para que algunos puedan chupar banquillo en el Club del despilfarro y la opresión.

En estos siglos, nos han cambiado los símbolos, los colores y los himnos, pero no hemos recuperado la atención. Continuamos corriendo tras la pelotita que  nos lanzan, acatando lo que piten sus árbitros y comprando lo que esté en boga. Y el día que declaren legal matar rubios... los rubios serán  masacrados sin consideración.


... ¿ y no sería Jesús, tras jugar divinamente con su once y dos cambios, 
quien viendo el nimio entusiasmo en la grada, no comprara su propio traspaso Judas mediante ?

 ¿ Y no resultaría entonces, que ser devuelto al mismo club tres días más tarde, 
no supondría en realidad el verdadero martirio ? " 

Del capítulo 'Asco de vida eterna entre los hombres' del libro Sagrados Insultos del Enviado a su Divino Papá
de Marino Bonaerense edit. unofficial respect MCMLXIX

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