"La expresión «filósofos de la sospecha» fue acuñada por el filósofo
francés Paul Ricoeur en 1965 para referirse a los tres pensadores del
siglo XIX que desenmascaran la falsedad escondida bajo los valores
ilustrados de racionalidad y verdad: Marx, Nietzsche y Freud.
Los tres expresan, cada uno desde perspectivas diferentes, la entrada en
crisis de la filosofía de la modernidad, al mostrar la insuficiencia de
la noción de sujeto, y al desvelar un significado oculto: Marx
desenmascara la ideología como falsa conciencia o conciencia invertida;
Nietzsche cuestiona los falsos valores; Freud pone al descubierto los
disfraces de las pulsiones inconscientes. El triple desenmascaramiento
que ofrecen estos autores pone en cuestión los ideales ilustrados de la
racionalidad humana, de la búsqueda de la felicidad y de la búsqueda de
la verdad.
Afirma Ricoeur que Descartes puso en duda que las cosas fuesen tal y
como aparecen, pero no dudó de que la conciencia fuese tal y como se
aparece a sí misma. Por el contrario, los tres maestros de la sospecha:
Marx, Freud y Nietzsche, aunque desde diferentes presupuestos,
consideraron que la conciencia en su conjunto es una conciencia falsa.
Así, según Marx, la conciencia se falsea o se enmascara por intereses
económicos, en Freud por la represión del inconsciente y en Nietzsche
por el resentimiento del débil. Sin embargo, lo que hay que destacar de
estos maestros no es ese aspecto destructivo de las ilusiones éticas,
políticas o de las percepciones de la conciencia, sino una forma de
interpretar el sentido. Lo que quiere Marx es alcanzar la liberación por
una praxis que haya desenmascarado a la ideología burguesa. Nietzsche
pretende la restauración de la fuerza del hombre por la superación del
resentimiento y de la compasión, en una transvaloración que acabe con el
peso de la tradición y permita al hombre crear valores nuevos. Freud
busca una curación por la conciencia y la aceptación del principio de
realidad. Los tres tienen en común la denuncia de las ilusiones y de la
falsa percepción de la realidad, pero también la búsqueda de una utopía."
Fuente: http://filosofiauda.blogspot.com.es/2011/05/filosofos-de-la-sospecha-marx-nietzsche.html
Cuando yo defiendo 'mi filosofía de la sospecha' aludo, sin saberlo, al mismo concepto, pero en el campo estrictamente cognitivo. Porque me refiero a la superación de valores establecidos desde la racionalidad y la praxis ciéntifica. E invito, sin pretender desmentirlos a priori, a que sospechemos del umbral de los límites tanto perceptivos como cognitivos de nuestra especie. Porque sólo entreviéndolos, tal vez por contraste, por la carencia de algo que debiera estar ahí (el reto ciertamente es el mayor de todos los retos) podremos transcender a nuestros límites como especie. Y entender un poco mejor el universo.
Pero la primera lucha, antes de imaginar posibles métodos de sospecha, es conseguir la aceptación de la existencia de esos límites. Porque el hombre tampoco quiso dejar de estar en el centro de todo, ni con Marx, ni con Nietszche, ni con Freud... ni con Copérnico, ni con Darwin. De hecho aún no ha asimilado casi nada de todo eso y tan sólo lo ha adaptado a sus necesidades. Y repite, y defiende a muerte, esas teorías sin entenderlas. Como critica también el planteamiento de la existencia de los límites porque le hace parecer y sentir, estúpido y débil respectivamente. Cuando sería exactamente al revés. Es el principio de algo mucho más inteligente, sincero psicológicamente y verdadero en la Naturaleza.
Hablo de empezar a sospechar en qué manera sea la mente del hombre la que ha dado forma a todas la cosas, conceptos, espectros y umbrales; y lo hago parafraseando a Protàgoras, porque todo estaba enunciado ya en los griegos, claro.
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